31.8.09

Radiaciones peligrosas... o no tanto

Aunque parece que la Gripe A es el único peligro de moda (al menos hasta que se termine el verano y la sequía de otras noticias que le suele acompañar), de vez en cuando sigo escuchando temores y supersticiones sobre aparatos electrónicos y campos electromagnéticos supuestamente mortales. Pueden leerse muchos informes y estudios sobre el tema, por ejemplo los de esta página, pero si te da pereza o prefieres los resúmenes, estas son unas cuantas certezas que ayudarán a dimensionar esta supuesta amenaza:
  1. Hasta la fecha se ha podido demostrar que solo las radiaciones ionizantes tienen capacidad de afectar a cadenas moleculares como el ADN, algo físicamente lógico ya que son las únicas que tienen energía suficiente para lograrlo. No se ha encontrado en ninguno de los estudios realizados que los campos electromagnéticos que emiten todos los dispositivos electrónicos (incluidos teléfonos y antenas) tengan capacidad para afectar a la salud de las personas.
  2. Las mayores fuentes de radiaciones ionizantes son naturales: Las rocas, los rayos cósmicos, el sol y el radón, que son las que más afectan a las personas.
  3. Las fuentes artificiales, que en general afectan a muchas menos personas, son las máquinas de rayos X, la medicina nuclear, la radioterapia y similares.
  4. Ni las antenas, ni los teléfonos móviles, ni los microondas, ni otros aparatos similares emiten radiaciones ionizantes significativas.
  5. La atmósfera nos protege de gran parte de las radiaciones cósmicas y solares, paradójicamente gracias al enorme campo magnético que tiene nuestro planeta. Sin embargo nos llega una cantidad significativa de las mismas. Unas horas al sol es una radiación mucho más energética y peligrosa que la de cualquier antena o teléfono móvil.
  6. El personal de los aviones está mucho más expuesto a radiación ionizante (ya que trabajan a mucha altura y por lo tanto tienen menos atmósfera sobre sus cabezas) que el de las centrales nucleares. Y los astronautas mucho más, de hecho éste es uno de los grandes problemas que las futuras misiones espaciales deberán resolver.

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