El timo del oscillococcinum, el timo de la homeopatía

En este blog ya he mencionado en alguna ocasión el oscillococcinum, un producto homeopático de eficacia no demostrada que aporta a los laboratorios Boiron mucho dinero gracias a sus promesa de combatir la gripe. Yo mismo conozco gente que lo toma y están encantados "porque hace tiempo que no tiene la gripe" (como todo el mundo, que sólo pilla la gripe de vez en cuando y sin tomar bobadas). Pero toca hablar de nuevo de este aguachirri porque los señores de Boiron han lanzado a sus abogados contra un escéptico que se ha atrevido a contar el trasfondo de este timo, según leo en Amazings de la mano de Fernando Frías. Pues bien, como Fernando lo cuenta fenomenal, copio-pego algunos extractos de lo que cuenta (que recomiendo leer en su totalidad) para difundir lo burdo del timo del oscilococcinum:

"(...) un médico militar francés, Joseph Roy, anunció al mundo que había descubierto una nueva bacteria presente en la sangre de las víctimas de la tristemente célebre gripe española. (...) mostraba un movimiento vibratorio muy peculiar, que hizo que Roy la bautizase con el nombre de “oscillococco”. (...) la bacteria en realidad no existe, aunque para compensar Roy se las arregló para “descubrirla” en la sangre y los tejidos de personas, animales y plantas afectados por todas las enfermedades que uno pueda imaginar.

Pero la dura realidad no fue suficiente para frenar a Roy, que siguiendo los principios homeopáticos decidió que, puesto que sus imaginarios “oscillococci” eran la causa de tantas enfermedades, también podrían servir para curarlas. Claro que, como no hubo forma de aislarlos (por razones evidentes para todo el mundo excepto para él), en vez de emplear las supuestas bacterias utilizó los órganos internos del pato almizclado, vaya usted a saber por qué. 

En su versión comercial, el Oscillococcinum de Laboratorios Boiron, la dilución se realiza a una “potencia” de 200K. (...) el resultado es obvio: el remedio final está formado única y exclusivamente por agua. Agua que, según los homeópatas, conserva la memoria lejana de aquella bacteria inexistente. Lo que no aclaran es cómo consiguen que esa memoria, suponiendo que existiera, se traslade a los gránulos de lactosa impregnados con la mezcla final y dejados secar, que es lo que nos venden en el envase..."

De cualquier forma, estoy seguro que si envío esto a esos amigos encantados con el oscillococcinum me van a decir que "tú siempre estás igual, a nosotros nos funciona". Da igual lo patético, penoso y ridículo que sea el origen del producto. Pues vale, yo siempre igual, claro.