Es imposible no empatizar con lo que dice Juan Torres López en su último artículo "No les interesa el hambre". E imposible es también no sonrojarse de vergüenza. Copio-pego unos trocitos (pero, como siempre, recomiendo leerlo entero):
Con dinero ciudadano se intervenía y salvaba a las entidades pero, salvo casos que ya son excepcionales, ni siquiera se reemplazaban sus dirigentes, ni se establecían nuevas normas de gestión, ni prevenciones para que no vuelva a ocurrir en el futuro el desastre de estos últimos años.Y las cantidades puestas sobre la mesa son sencillamente colosales. Tan ingentes que es verdaderamente difícil que nos demos cuenta de su magnitud. (...)
La reciente cumbre de la FAO en Roma es la manifestación más tremenda de la desvergüenza colosal con que ellos, "los líderes", como se autodenominan en las pomposas cumbres financieras, gobiernan el mundo. La crisis de los dos últimos años ha hecho aumentar en casi 200 millones de personas el número de hambrientos en todo el mundo, se alcanza la cifra colosal de 1.020 millones pasando hambre, la muerte de casi 30.000 personas diarias por hambre y de 17.000 niños. Y los líderes de los países más ricos ni siquiera acuden a la cita para darse por enterados o para tranquilizar al mundo. (...)
¿Cómo es posible que gobiernos que no han tenido dificultad para poner al servicio de los banqueros cientos de miles de millones de dólares no estén dispuestos a poner el 1% de esa cantidad, que es lo que está reclamando la FAO, para empezar a paliar de forma efectiva el sufrimiento injusto y evitable de millones de seres humanos? ¿Cómo es posible que les de igual todo eso, y hasta cuándo admitiremos que todo eso siga así?
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