28.11.09

La inmensidad del tiempo

Cuando se piensa en la historia del universo y en la evolución, una de las cosas que más cuestan interiorizar es la enorme cantidad de tiempo que hace falta para que ocurran algunas cosas. Los creacionistas o los religiosos más extremistas no pueden imaginar que pequeños cambios den lugar a las enormes diferencias que encontramos entre los diferentes seres vivos o que pequeños procesos de mejora acaben con la increíble obra de ingeniería que es, por ejemplo, un ojo. Vale, hay más factores, pero este es uno de ellos.

Aunque sepamos que la tierra tiene más de 4000 millones de años, que la vida probablemente se creo hace 3000 millones, o que los dinosaurios se extinguieron hace 65 millones, la eficacia de nuestro lenguaje a la hora de representar números muy grandes hace que estas cantidades parezcan mucho menos impresionantes de lo que son.

Voy a intentar aportar mi granito de arena en este tema, a ver si consigo transmitir lo insignificante que son las escalas de tiempo en las que nos sentimos cómodos.

Cierra los ojos. Relájate, respira hondo. Intenta dejar a un lado tus problemas y preocupaciones y procura que el silencio te rodee. Recuerda cuando eras niño, cuando jugabas con tus compañeros, cuando pasabas largos días en el colegio, ibas de excursión con tus padres. La vida pasaba lenta pero llena de sorpresas y novedades. Recuerda cómo poco a poco fuiste creciendo, empezaste a salir con amigos, a conocer a mucha más gente, a sentirte enamorado, a tomar decisiones sobre tu vida. Tuviste que empezar a trabajar, a ganarte la vida, a pasar buenos y malos momentos, a crear tu familia. Son años, muchos años, y muchos más los que todavía quedan. Imagina que sigues trabajando a diario hasta jubilarte, tu familia ya es bastante numerosa, tus hijos tienen hijos y tus nietos vueven a iluminar de forma especial tu vida. Incluso tus nietos crecen y tienen hijos, haciéndote bisabuelo. El tiempo sigue pasando, inexorable, incansable, terrible. Pero tu salud es relativamente buena y tú aguantas. Gran parte de tu familia, amigos y conocidos van desapareciendo, tu cuerpo empieza a dar muestras de un enorme desgaste y todo pasa muy rápido. Eres un anciano de casi 100 años, empiezas a saber que tu vida se acerca a su ocaso. Ya eres capaz de apreciar grandes cambios en tu enorno, la sociedad es totalmente diferente a como la conociste en tu niñez. Recuerdas cómo era todo hace diez décadas y todo lo que has pasado y te das cuenta de que el mundo ha cambiado muchísimo. Por ejemplo, intenta imaginar cómo era hace 100 años, sin autopistas, sin coches, sin aviones ni TV, sin ordenadores, sin casi comodidades en tu hogar, cuando la mayoría de las enfermedades eran casi un misterio y sus tratamientos una mezcla de ciencia y curanderismo. Cien años son muchos para un ser humano y aunque nuestro instinto de supervivencia nos empuja a querer seguir viviendo, seguramente son suficientes para estar cansados de vivir, disfrutar y sufrir. Para situarte, piensa en todas las cosas que podría contarte un abuelo de 100 años. Muchísimas batallitas difíciles de creer. Y si tuvieras un abuelo de 200 años, verías su nacimiento tan lejano que prácticamente es imposible de asimilar cómo podría ser todo entonces.

Pues bien, imagina ahora que eres una especie de árbol milenario muy especial y que para tí el tiempo pasa muy, muy despacio. A tu alrededor viven los humanos, pero tú prácticamente no los aprecias porque para tí el tiempo es algo muy diferente. Por cada 4 años de un humano, tú, árbol eterno, sólo eres capaz de ver una única foto, una imagen fugaz, de forma que cuando alguien ha vivido cien años intensos y completos, tú "has sentido" que pasa un solo segundo, 25 imágenes una detrás de otra que, unidas como en una película, las ves como un brevísimno cortometraje. Así, toda la vida de una persona, larga, intensa, casi eterna para él, para tí es sólo un suspiro de un segundo y puedes apreciar los brutales cambios que ocurren a su alrededor de forma vertiginosa y alocada.

Pues bien, llamaremos a esa unidad de tiempo,a ese segundo o a esos cien años, dependiendo de quien lo sienta, como "una vida". Para los humanos casi una eternidad, pero para ti, solo un fogonazo. Si un segundo tuyo es una vida, en uno de tus minutos 60 vidas completas y consecutivas han surgido y sucumbido, el equivalente a unas 200 generaciones de padre e hijos. En una de tus horas, has presenciado 3600 vidas y muertes, más de 10.000 generaciones. Y en uno de tus días, casi 85.000 vidas enteras han aparecido y desaparecido, cerca de 300.000 generaciones que aprecias con la fluidez que te da esa inmensa capacidad de ver todo a una velocidad muy diferente a la de los humanos.

Ahora tú, árbol imperecedero, te conectas a una máquina del tiempo y empiezas a retroceder en la historia en tus unidades de medida, (es decir, cada segundo que pasa equivale a cien años), y esto es lo que tardas en recorrerla:


TIEMPO-
ÁRBOL
VIDAS DE 100 AÑOS
GENERACIONES
Primeros vuelos tripulados
1 seg
1
3
Caída del Imperio Romano en occidente 15 seg
15 45
Auge del imperio egipcio 45 seg 45 135
Inicio de la agricultura 1,7 min
100 300
Aparición del Homo Sapiens 33 min
2.000 6.000
Primeros homínidos 14 horas 50.000 150.000
Extinción de los dinosaurios 7 días 650.000 1.950.000
Primeros dinosaurios 1 mes
2.000.000 6.000.000
Primeros peces 2 meses
5.000.000 15.000.000
Origen de la vida 1 año
30.000.000 90.000.000
Creación de La Tierra 1,5 años
45.000.000 135.000.000
Inicio de nuestro universo 4 años
135.000.000 405.000.000


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2 comentarios:

cosmofonio dijo...

Maravilloso post... Fascinante...

Centinel dijo...

Gracias, Cosmofonio.