Si hubiese leído este artículo hace cinco años, supongo que me habría parecido una broma algo sofisticada, me habría reido un rato y lo habría olvidado rápidamente, sin más. Pero después de leerlo hace unos días, estando como está la situación económica, todavía le sigo dando vueltas y preguntándome si tiene más fondo del que parece. Copio pego algún trozo como muestra (pero recomiendo leerlo completo):
"Si usted abre el diario de cualquier día en cualquier página, se dará cuenta de que la mayor parte de las desgracias en el mundo son causadas por la hijoputez humana.
La humanidad está llena de hijos de puta y el sufrimiento inflingido a ella por estos es muchísimo más grave que los desconsuelos ocasionados por el cáncer, la lepra y el alzheimer juntos
Los científicos del campo de la biología hemos notado que cuando una característica es universal porque ésta tiene raíces biológicas. Por otro lado, si se fija usted, nosotros los seres humanos hablamos en idiomas distintos, pero eso es un rasgo cultural, no es biológico. Sin embargo, como especie todos dormimos, lloramos o podemos llegar a ser hijos de puta, lo cual configura estas características como biológicas"
Así es, habla de la posibilidad de la investigación para erradicar a los hijos de puta. Refiriéndose a personas con comportamientos hijoputiles, claro, no a cuestiones familiares. Tras leer en este otro enlace a la crítica del libro (¡sí, hay un libro!), del que no habla precisamente mal, hasta me están dando ganas de comprármelo.
Puedes conocer un poco mejor al autor de todas estas ideas en este vídeo:
¿Broma o genialidad?
3 comentarios:
Probablemente, ser lo que llamamos una buena persona requiere mucho más esfuerzo personal que ser un hijoputa, para lo que tantas veces basta con dejarse llevar por las tripas.
Es una manera simpática y llamativa de exponer un problema complejo que no está en absoluto fuera del ámbito del debate científico. Los etólogos llevan diciendo básicamente esto desde que surgió la disciplina. Es evidente que el homo sapiens tiene, entre otros, el potencial para la hijoputez. Sobre la agresión: el pretendido mal, de Lorenz ya levantó ampollas en su día y eso que era un libro optimista. Su discípulo Eibesfeldt también es optimista décadas después.
Optimistas... igual no es la palabra. Más bien opinan que existe solución y la posibilidad de lograr la utopía. Otra cosa es que lo intentemos siquiera. Yo lo dudo, creo que no tenemos remedio. Los cambios necesarios son demasiados, no veo posible atajar el problema.
Puede que por lo menos se acabasen los más graves, los que provocan unos jefes con un poder sin precedentes en nuestra historia biológica, si algún día la tecnología hace posible ser gobernados por sabios cerebros artificiales sin nuestros inconvenientes (y si accedemos a ello).
Pero doy por perdida la esperanza de que lo consigamos por nosotros mismos.
Tampoco somos muy listos pensando a largo plazo, otro gran problema. Por ejemplo, ¿qué tiene que pasar para que actuemos ante el calentamiento global o la superpoblación? Somos burros de cojones. Yo creo que no tenemos remedio.
PD: El captcha de blogger cada día es más complicado, elimina los robots y un buen porcentaje de humanos, me parece a mí.
¿Por qué no aceptamos que la hijoputez es lo que nos ha traído aquí? Estamos vivos por ser nietos del mono mas hijoputa de la sabana. Y seguramente somos los hijos de los pueblos mas hijoputas del pasado, ya que lo que no les pudieron igualar fueron exterminados.
La selección natural debe ser en parte adaptación pero también eliminación de la competencia, o sea, hijoputez.
Quizás Anónimo ha dado con la clave, y el hijoputismo es evolutivamente necesario para sobrevivir. Y habrá que esperar a que seamos medio androides para superarlo.
Totalmente de acuerdo con los captcha de blogger, a veces son una pesadilla.
Publicar un comentario