14.9.08

¿Merece la pena el LHC?

El otro día un amigo me comentaba cómo le había indignado escuchar a un tertuliano radiofónico criticar el derroche que era el Gran Colisionador de Hadrones (LHC a partir de ahora). En su opinión, la humanidad tiene otras prioridades más urgentes como para gastar tanto dinero en ese enorme experimento que no se sabe qué nos va a aportar. Este tipo de razonamientos es habitual cuando se debate sobre lo que cuesta la ciencia, así que voy a dar mi opinión al respecto.

Una de las cosas que nos distinguen del resto de animales vivos, que nos convierte en especiales entre todas las especies que han existido hasta la fecha, que, en definitiva, nos hace humanos, es la curiosidad. Muy pocos animales son capaces ni siquiera de tener conciencia de sí mismos. Nosotros, sin embargo, podemos imaginar cosas e ideas de una complejidad increíble, pensar en el futuro y reflexionar sobre el pasado. Hemos conseguido entender el lenguaje de la naturaleza, las matemáticas, muy diferente al lenguaje entre seres vivos, y comprender no sólo el funcionamiento de las cosas cercanas de nuestra Tierra, sino también de los objetos alejados a millones de kilómetros; la inmensidad del universo y la infinitesimalidad de las partículas más pequeñas.

El conocimiento científico también ha aumentado enormemente nuestra capacidad de modificar las cosas. La medicina y la tecnología nos han permitido tener agua en nuestras casas, levantar construcciones de todo tipo, volar y atravesar océanos en tan sólo unas horas, estar comunicados mediante ondas electromagnéticas, hacernos una resonancia magnética a la búsqueda de enfermedades en nuestro organismo. Es cierto que también lo hemos mal-utilizado, aplicándolo para matar con efectividad y hacer sufrir.

Y cuanto más sabemos, más especiales nos volvemos. Nos convertimos en más inteligentes, más profundos, más analíticos, con más perspectiva. Y todo esto, en definitiva, nos hace más humanos. La inteligencia y el amor son, en mi opinión, la esencia de la raza humana. Pero no se trata de olvidar ninguna de ellas, sino de reforzar ambas.

El tertuliano tenía razón en algo: Hay otras prioridades más importantes que el LHC. Pero ¿vamos a dejar a un lado la astrofísica, por ejemplo, para abordarlas? Si la opción fuese "Niños se mueren de hambre o LHC" lo tendría claro. Salvemos a los niños. Pero resulta que hay otras cosas que podemos dejar de hacer para atender esas otras prioridades. Por ejemplo, las guerras. O también, el rodearnos de cosas innecesarias. Leo en el Washington Post que la guerra de Irak cuesta 750 millones de dólares al día. Y que las olimpiadas de China han costado 42.000 millones. Dicen que el LHC ha costado 6.000 millones, es decir, la séptima parte que las olimpiadas o lo mismo que nueve dias de guerra en Irak. O lo que ha aportado cada banco americano hoy mismo para sortear la crisis temporal que estamos viviendo. ¿Es eso derrochar? Es fácil hacer demagogia en estos temas. Con el 10% de su sueldo ese tertuliano al que mi amigo escuchaba podría salvar la vida de varios niños africanos todos los meses. ¿Cada vez que coma en un restaurante, cambie de móvil o se compre una televisión plana, está dejando de salvar vidas?

Además, en el caso del LHC hay una motivación más para apoyarlo incondicionalmente. Es un proyecto que nos permitirá profundizar en el conocimiento de los componentes primordiales de la materia y la energía, un camino que debemos conocer si queremos saber cómo se creó nuestro universo, como funciona y como será su futuro. Algo de importantísimas implicaciones científicas y filosóficas.

¿Merece la pena el LHC? Claro que sí. Mucho más que muchísimas otras cosas en las que utilizamos ingentes cantidades de recursos y que en lugar de más humanos, nos convierten en más imbéciles.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

posna, apañero. yo estoy contigo en lo que comentas, pero si quieres ver una contra-opinion,a alguien anti-todo, y hasta peligroso por que puede engañar a mucho tonto, pasate por
http://blogs.putalocura.com/matrix/?p=640

como ves es un espejo deformante de Centinel.

saludos y que no sufras mucho. o te partas de la risa con las tonterias.
bye

balhisay dijo...

Hola Centinel, estoy de acuerdo contigo en que hay mucho de demagogia pero no me atrevería a ser quien lanzara la primera piedra, ya me entiendes.

En cualquier caso tengo mis dudas que un mayor avance científico nos haga más humanos o nos dote de más capacidad para amar. Suena muy bonito pero creo que es una utopía.

Lo que si es cierto es que hay adelantos científicos que redundan en el bien común y otros a los que no les ves mucho sentido. Para mí la ciencia por la ciencia no es suficiente argumento.

Por lo demás, comparto contigo que gastamos dinero en tantas cosas imbéciles (guerras, juegos olímpicos,...) que parece una tomadura de pelo ver lo que nos gastamos en ciencia.

Centinel dijo...

Vaya personaje ese de Matrix, mejor ni hacer comentarios...

Balhisay, efectivamente, el avance científico y la capacidad de amar no tienen por qué estar relacionados para nada. Pero pienso que ambas son dos características únicamente humanas, así que, en principio, son parte de nuestra esencia. Y yo si creo en la ciencia por la ciencia, hay pocas cosas que me satisfagan más que investigar y resolver enigmas de la naturaleza.

Unknown dijo...

Recordarles a los que dicen que estas investiaciones no son útiles o que son un despilfarro, que la mecánica cuántica (que es parte lo que se estudia en el CERN) es la base de:

La electrónica

El uso de la radiactividad (tratamiento del cancer;)

y muchas otras cosas.

La mejor respuesta a lo que dice Matrix es: ¡Demuéstralo! ¡Presenta evidencias!

Anónimo dijo...

Vaya palo lo que pasó ahora, dos meses de parón... :I

Centinel dijo...

Mal rollo, a ver lo que dura. Estos macroproyectos es lo que tienen, son muy difíciles de llevar sin problemas.

prades dijo...

¡Vaya! si España fuera un estado laico se podría construir un LHC cada año. Aquí os dejo un copia y pega:
Según el Ministerio de Hacienda la Conferencia Episcopal y la Iglesia perciben 150 millones de euros de la dotación de IRPF; 3.200 millones de euros en subvenciones a colegios concertados; 517 millones para sueldos de profesor de religión; 90 millones a organizaciones sociales; 60 millones a hospitales e instituciones de beneficencia; 30 millones a capellanías castrenses en cárceles y cuarteles; 200 millones para el patrimonio inmobiliario y artístico; 60 millones para otras actuaciones en el ámbito urbano. A esto hay que añadir unos 750 millones de euros de ahorro por desembolsos fiscales no realizados: la Iglesia Católica española no paga el IVA porque así lo estipula el Acuerdo del Estado español con la Santa Sede. Las compras de objetos relacionados con el culto, desde obras de orfebrería hasta terrenos para la construcción de un templo, no pagan este impuesto. Etc, etc, etc.

Anónimo dijo...

Para mi, la carácterística más clara del homo sapiens sapiens, no es la curiosidad, sino su capacidad de desarrollo tecnológico, acompañado de su enorme y terrorífico egoísmo que le hace ser el animal más peligroso por su crueldad y demás manifestaciones destructivas hacia sus semejantes y hacia el resto de todo lo que existe, incluido el planeta en el que vivimos.

Poseemos otra carácterística que nos convierte en peligrosas alimañas, la ceguera más absoluta respecto del amor incondicional, con la cual ya nacemos y que transmitimos, primero genéticamente y despues a través de nuestro comportamiento, a nuestros descendientes.

Estamos tan ciegor y llevamos una vida tan monstruosamente inutil y destructiva, sin sospechar que así es, puesto que nos creemos "el rey de la creación" y lo que somos es el culo del mundo, que la verdad, somos dignos de compasión.

Ojalá comencemos a despertar de nuestro profundo sueño con rapidez y de forma global, porque esa es la única globalización que veo yo, puede salvarnos y salvar al planeta.

Saludos