No entiendo cómo las asociaciones de consumidores, mujeres, marginados, niños y otros organismos pseudo-sociales se lanzan como hienas hambrientas a por los anuncios en los que, mirando con ojo (o mente) ultracrítico, pueden atisbarse exageraciones o insinuaciones antiigualitarias, y sin embargo uno pone la tele y tiene horas y horas de programas en los que la gente llama, paga, y un o una caradura basándose en unas cartas, da consejos, adivina el futuro y ¡ninguna de las anteriores se escandaliza!
Igual pasa con las milagrosas cremas y productos anti arrugas, grasas, michelines, celulitis, edad, ojeras, manchas, caída del cabello y cualquier otra ¿desgracia? que los años traen indefectiblemente, que son capaces de "tener efectos visibles en un 83,2 por ciento de los usuarios". Si uno graba estos anuncios en vídeo y usando el pause y una lupa para poder leer la minúscula letra que aparece visto y no visto debajo, descifra que de un par de docenas de personas que lo han probado, algunos dicen que "han notado mejoría". ¿Quiénes eran esos? ¿Dónde está el estudio? ¿Quién supervisó su imparcialidad? Enfermo me pongo, cuando pienso que hay miriadas de estafadores aprovechándose de la inseguridad de la gente.
Pongamos nuestro granito de arena para evitar todos estos desmanes: Este vídeo argentino en el que se demuestra la inutilidad de la "BABA DE CARACOL". Sí, yo también pensé que eso de la Baba de Caracol era una broma la primera vez que vi el anuncio, pero creo que se están forrando los que lo venden, los de Celltone. Manda güevos.
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