11.8.11

Los países a merced de los mercados financieros

Siempre he pensado que quien realmente ostenta el poder son los intereses económicos y financieros. Pero lo que estamos viendo últimamente pasa de castaño oscuro. Resulta que, supeditados a la famosa prima de riesgo, y tras cometer el enorme error de lanzarse todos a vender su deuda en el mercado libre, los países hoy valen 100, a la semana siguiente 70 y al de un mes 130. Pero ¿cómo es posible semejante estupidez? ¿Cómo va a cambiar el valor y fiabilidad de un país de una manera tan brutal en unos pocos días, cuando cualquier cambio estructural necesita años para hacer efecto? Es irreal, simplemente los famosos mercados han conseguido lo que estaban buscando: La misma dinámica de juego, especulación y ganancia rápida seguida en la bolsa y en el mercado inmobiliario, que ya no rinde como antes, ahora trasladada a la riqueza de los países, es decir, al dinero de todos. Objetivo conseguido.

Recomiendo leer este artículo del Premio Nobel Paul Krugman al respecto, con especial dedicatoria a esas alimañas parásitas y sin escrúpulos llamadas agencia calificadoras, que no son más que un engranaje más del sistema montado para beneficiar a los de siempre. Y todo esto ante la  parálisis de los políticos, que una vez más están demostrando que, en lugar de defender a sus ciudadanos, no son más que actores inútiles e incapaces de tomar las riendas del asunto.

Y estoy harto de escuchar a los neoliberales decir que los culpables somos todos, que nadie quiere que su plan de pensiones sufra, que a nadie le han puesto una pistola para pedir un crédito que no puede pagar... , vamos, los mismos argumentos que cualquier estafador o echador de cartas utiliza cuando le han pillado. No seamos hipócritas, los que planifican, diseñan e impulsan las decisiones financieras, con conocimiento de los efectos y consecuencias que todo ello tiene, son los grandes capitales, cuyo único objetivo es un beneficio desmesurado a costa de lo que sea. Basta ver cómo vive toda esa gente, con sus aviones, barcos, mansiones, sirvientes malpagados y lujos sonrojantes.Y ahora, cuando parece que llegan os momentos difíciles, quien debe apretarse el cinturón es aquel que menos tiene, lo que tiene que recortarse es el estado de bienestar básico, mientras que los elegidos siguen aumentando sus fortunas día a día. El propio sistema les beneficia, como bien explica Vicenc Navarro en este artículo:


(...) los ricos, en lugar de pagar al Estado (en impuestos), le prestan el dinero que han ahorrado al evitar pagar impuestos al Estado, el cual les tiene que pagar unos intereses. El sistema es perfecto para los ricos (y para los bancos donde los ricos depositan su dinero), transfiriendo así una gran cantidad de fondos del sector público a los ricos y a sus bancos.

Y me temo que, como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad, el resto nos quedaremos mirando impotentes, incapaces, lamentándonos porque son más listos que nosotros. ¿O no?

Actualización:
Otro artículo interesante sobre el tema, escrito por gente que sabe (no como un servidor), en el Blog Salmón:  Así se desploma un sistema financiero basado en la usura y el engaño.

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