27.8.20

Covid-19 y riesgo de contagio (3), los peligros de hablar y cantar. ¿Y si la solución es hablar menos y más bajito?

Utilizamos la boca para comer, respirar, toser y estornudar. También para cantar, gritar y hablar, claro.  Los seres humanos sobre todo hablamos mucho, porque el lenguaje y la interacción social son características fundamentales de nuestra naturaleza. 

Respecto a la transmisión del coronavirus, la mayoría de estas actividades generan partículas de saliva que pueden portar virus. Tras ser expulsadas, pueden quedar suspendidas en el aire cierto tiempo y ser respiradas por otra persona. 

Durante estos meses se ha hecho especial hincapié en tener cuidado con las toses y los estornudos, ya que son los mecanismos más obvios de transmisión. Sin embargo, desde hace tiempo se sabe que también al hablar se expulsa gran cantidad de estas partículas - que se suelen denominar gotículas o aerosoles, dependiendo del tamaño - y que pueden actuar como vehículo de transmisión. 

Por ejemplo, en el estudio de hace más de medio siglo "Droplet expulsion from the respiratory tract" (1966) se detectó que contando hasta 100 en voz alta se llegaban a expulsar la mitad de partículas que tosiendo 15 veces. Y posteriores estudios han llegado a conclusiones parecidas, confirmando que existe una generación elevada de gotículas y/o aerosoles al hablar:

Investigaciones recientes como "SARS-CoV-2 transmission via speech-generated respiratory droplets" (2020) han permitido grabar en vídeo estas gotitas que expulsamos al hablar, utilizando sistemas de iluminación bastante espectaculares que permiten apreciarlas a simple vista:



Por lo tanto parece bastante razonable pensar que cuanto más se hable junto a otras personas, más riesgo de contagio habrá. 

26.8.20

Covid-19 y riesgo de contagio (2): algo más que distancia y mascarillas

Hace unas semanas publiqué este post explicando algunas de las evidencias que en aquel momento había respecto a las diferencias en el riesgo de contagio de Covid-19 entre interiores y exteriores. La mayor parte de la misma indicaba que las actividades grupales entre personas no convivientes realizadas en interior son de mayor riesgo. 

Aunque a la hora de hablar de medidas preventivas sobre todo se suele hacer hincapié en el distanciamiento, el lavado de manos y el uso de la mascarilla, las investigaciones y los resultados de los rastreos que se han ido publicando indican que es muy probable que el coronavirus de transmita principalmente a través de los aerosoles que generamos al hablar y respirar de forma intensa, por lo que hay más factores que se deben gestionar y tener en cuenta y sobre los que hay que concienciar mejor a la población. 

Recientemente en la revista British Medical Journal se ha publicado el artículo "Two meters or one: what is the evidence for physical distancing in Covid-19?" (2020), en el que se explica brevemente que la directriz principal de distanciamiento de 1-2 metros tiene orígenes muy antiguos y algo discutibles y que para prevenir la transmisión es necesario gestionar mejor más factores. Dicho articulo incluye una matriz de riesgos que me ha parecido visual y didáctica y que creo que podría utilizarse como base para evaluarlos. Así como de ayuda educativa para que las personas tomen medidas preventivas. 

Así que he decidido traducirla al castellano y traerla al blog (pinchar sobre la imagen para verla a mayor resolución):


Es muy posible que esta matriz no sea una versión definitiva y que pueda mejorarse y matizarse, pero creo que es un buen punto de partida para informar de forma más clara, tanto a la población como a los profesionales relacionados con la prevención.