Soy de la generación que probablemente más niños ha cosechado queriendo ser biólogos o veterinarios. Quizás Félix Rodriguez de la Fuente tuvo que ver, aunque yo lo achaco más a que era una época en la que todavía veraneábamos en los pueblos y en entornos rodeados de naturaleza. Yo era uno de esos niños, obsesionado por todo tipo de bichos y animales, sobre los que me encantaba leer y experimentar.
Uno de los libros que más me inspiró y que más ideas me dio para la exploración del campo y sus pequeños habitantes fue el que se ve en la imagen de la derecha, la Guía Práctica Ilustrada para los Amantes de la Naturaleza, de Michael Chinery (1980). No recuerdo bien cómo llegó a mis manos, pero lo leí con tanta fruición y lo paseé por tantos lugares que terminó sin cubierta y con todas las hojas desparramadas. Hojas que aún conservo, por cierto. Me ha bastado darme una vuelta por Todocolección para encontrar varios ejemplares en muy buen estado y a precio razonable, así que ya tengo una flamante copia seminueva entre mis manos, que me hace sentirme aún más nostálgico tras ver la casi olvidada portada.
Es un libro que causa una enorme fascinación a cualquier niño. He hecho la prueba, y no falla, se quedan embobados mirándolo. Probablemente se deba a lo apasionante de sus propuestas, algunas de ellas un poco radicales (enseguida veréis por qué). Y también a las magníficas ilustraciones explicativas que lo acompañan. Y es que son casi 200 páginas con todo tipos de experimentos y actividades, dignas del más chiflado por la naturaleza.
Estos son unos pocos ejemplos de su contenido:
Desmenuzando egagrópilas, las bolas de pelo y huesos que expulsan algunas aves rapaces
Limpiando y preparando esqueletos y cráneos
Extrayendo y conservando pieles de pequeños mamíferos
Espectacular, ¿verdad? ¡No pasé horas ni nada con decenas y decenas de ideas como estas! Y cayeron casi todas, que conste. ¡Incluso las de los cráneos y las pieles, en serio! Hasta hace relativamente poco he conservado un precioso cráneo de ardilla que parecía de museo, guardado en una cajita de plástico de coches en miniatura, en plan vitrina. Una frikada total, como se dice ahora.
Os pongo unas imágenes, para que entendáis por qué también me ha cautivado:
¿No son libros con los que dan unas ganas enormes de explorar e investigar en la naturaleza? ¿Y por qué no publican parecidos? ¿O sí que se publican y es que estoy muy desfasado?
6 comentarios:
¿No conocías el libro de Gerald Durell? En mi tierra era un clásico en las estanterías de todas las casas; creo que porque lo regalaron en las cajas de ahorros o alguna otra promoción similar. La mayoría de la gente no llegó a abrirlo, pero a mí siempre me apasionó. Es un libro magnífico.
Saludos.
Gracias por las sugerencias, tengo dos chavales que son unos fanáticos de los insectos. A ver si al final puedo entregarle al mundo a dos entomólogos de primer orden, porque al ritmo de destrucción del ecosistema que llevamos solo van a quedar eso, insectos.
Saludos.
Hola, Betawriter, no, no lo conocía, me parece que las cajas de por aquí se inclinaron por el otro, ahora que lo dices me suena que llegó a mi casa por algo así. Lo que comento en el post, es una pena que no existiera internet entonces para buscar estas cosas. Por cierto, que el libro de Durrell parece estar bastante valorado, no se vende precisamente barato.
Anónimo, cultiva esas aficiones, ya verás como a largo plazo les sirve para ser unos amantes de la ciencia y el conocimiento. Y para que colaboren en que esa destrucción sea menor.
¡Qué recuerdos me has traído con este artículo!. Yo también, como amante de la naturaleza, leí con pasión esos dos libros (y aún los conservo en bastante buen estado), que compré con mis ahorros cuando tenía calculo que doce o trece años.
Gerald Durrell es estupendo. Por si alguien no lo conoce, recomiendo leer "Mi familia y otros animales", rememoranza de su infancia pasada en la isla griega de Corfú, y al que siguieron otros dos: "Bichos y demás parientes" y "El jardín de los dioses".
La editorial Blume la verdad es que tenía algunos títulos extraordinarios. Junto con el que mencionas, hay otros dos que son una delicia: "El horticultor autosuficiente" y "La vida en el campo".
Y luego hay otra joyita que se llama "La felicidad de vivir en la naturaleza", de Edith Holden, que es el diario de una naturalista inglesa del siglo XX, con preciosísimas acuarelas realizadas por la propia autora. Lo recomiendo encarecidamente, de verdad.
Y lo dejo ya, porque como puedes ver, me pongo y no paro.
Gracias por devolverme tan gratos recuerdos.
Un saludo.
De nada, Natalia. A mí el de la vida en el campo cada vez que lo ojeo me dan ganas de mandar a la porra la ciudad.
Hola,soy Cristobal Rodao,asiduo de la sauceda desde hace 15 años.Han cerrado el area recreativa de "La Sauceda".Estamos recojiendo firmas para que la reabran.Te dejo link donde puedes firmar.Gracias.
http://www.avaaz.org/es/petition/Salvemos_La_Sauceda_1/?csTjIdb
Tambien lo encontraras buscando en facebook -Salvemos La Sauceda-
Tambien realizando busqueda en google -Salvemos La Sauceda-
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