15.12.09

Rebatiendo el "a mí me funciona" con la lógica (3) - Testimonios para la credibilidad

Seguimos con la serie de artículos dedicados a desmontar con el sentido común los razonamientos de los defensores de los productos milagros. Esta vez me voy a a referir a los testimonios que se les suele asociar y que pretenden darles credibilidad. Para que lo entendáis mejor, os pondré ejemplos:

- Sobre la homeopatía: "En algunos países se estudia en la carrera de medicina".
- Sobre la ecobola: "Algunos fabricantes de lavadoras la recomiendan".
- Sobre las pulseras milagrosas: "Las han prohibido en algunas competiciones deportivas".
- Sobre las máquinas adelgazantes-musculantes: "Las usan los jugadores de waterpolo de tal equipo".

Normalmente, con los testimonios y otras triquiñuelas prestigiadoras ocurre lo siguiente:

- La mayoría suelen ser falsos. La caradura de esta gente no tiene límites, así que no se cortan un pelo en difundir información inventada. ¿Has comprobado personalmente si son ciertas? ¿Has visto alguna prueba o documento fiable? ¿Has llegado a la fuente original y ésta aporta evidencias indiscutibles?

- A menudo los testimonios, argumentos o informes suelen estar reinterpretados o exagerados. Por ejemplo, de la pulsera Power Balance dicen que ha sido prohibida en varias competiciones. No he visto prueba fiable de ello, pero de cualquier forma, en las olimpiadas que se van a celebrar en Pekín han prohibido también los crucifijos y la biblia. ¿Es eso una prueba de que funcionen? O los famosos estudios universitarios sobre homeopatía, la mayoría de las veces se trata de casos muy puntuales y excepcionales, ofreciendo asignaturas sueltas, cursos de postgrado o similares, mezclados con otras "medicinas alternativas" como la naturopatía, la medicina china, etc., que las universidades incluyen con el objetivo fundamental de ganar un dinero extra.

-Los testimonios suelen tener intereses directos y obvios. El otro día, navegando por diversos foros de internet, encontré de nuevo el argumento que las pulseras milagrosas habían sido prohibidas en competiciones. Indagando un poco, llegué a la persona que había iniciado la información en dicho foro, que reconocía abiertamente que era un representante del producto en su zona. Es muy sencillo encontrar artículos de médicos recomendando la homeopatía, e igual de fácil enlazarlos con los laboratorios que los fabrican o con el interés personal por el tema. Y no es necesario ni hablar de la fiabilidad de las palabras (o mejor dicho, guiones) de algunos deportistas de capa caída o desconocidos, que se sacan un dinerillo anunciando la maquinita que realza los glúteos...

Y en el caso (extraño) que encuentres un testimonio prestigioso, sea de la profesión que sea, ¿acaso no hay estafadores abogados, economistas, médicos, deportistas o ingenieros? Es una posibilidad que nunca hay que descartar, porque haberlos haylos. Por suerte, son la minoría. Creo...

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3 comentarios:

Florian Yubero dijo...

En la Mitología los comerciantes nos sometíamos a Hermes o Mercurio según nuestras tendencias griegas o romanas. Eran ambos dioses del comercio y su báculo estaba en las fachadas de los establecimientos y en los impresos o cartas comerciales. Pues bien, estos dioses además eran protectores de los oradores, de los que usaban pesas, medidas, y de la astucia de los mentirosos, es posible que cuando se le imploraba protección la diera de un factor distinto al que se pedía, si es que el comerciante no llevaba ya incluida en sus logros el beneficio más rápido.

En una comida me reuní con unos comerciantes jubilados, dos personas habían sido rivales en la misma ciudad vendiendo carbón, uno de ellos dijo al otro: oye cuando yo vendía el carbón que era a peso, ponía la manguera y le añadía por lo menos quinientos litros de agua, que me pagaban los compradores como su fuera carbón, ¿Cuánto ponías tú?, el otro muy serio respondió, yo le echaba agua hasta que empezaba a escurrir, pero lo hacia con la buena intención de que al descargar no hiciera polvo, con lo cual se conservaba limpio el lugar de descarga y las personas que lo manipulaban no respiraran las partículas de carbón, con el riego de enfermar de silicosis.

Me asombro el argumento que utilizaba para evadirse de lo que era un fraude y como lo transformaba en una actividad de servicio añadido al cliente y a los trabajadores que manipulaban a paladas este carbón.

Claro que más perniciosa es la actividad de los políticos que no son honestos.

Anónimo dijo...

http://www.deia.com/2010/01/12/opinion/tribuna-abierta/la-ultima-vez-me-fue-muy-bien#Comentarios

Centinel dijo...

Muy buen enlace a un excelente artículo. ¡Gracias!