11.6.18

El estrés en el trabajo puede matar

Como menciono en el libro "El poder y la ciencia de la motivación", las actividades laborales y el tiempo que pasamos en el trabajo son una de las principales fuentes del llamado "estrés crónico", ese que se alarga en el tiempo y que al final termina afectando negativamente a nuestra salud. Hay revisiones previas que relacionan con bastante claridad el estrés laboral y diversas enfermedades (1, 2, 3) pero lo cierto es que, comparada con otras, sigue siendo una cuestión no demasiado estudiada y sobre la que hay bastantes dudas y pocos datos.

Hace tan solo unos días se ha publicado una investigación que puede arrojar algo más de luz sobre el asunto. Me refiero a "Work stress and risk of death in men and women with and without cardiometabolic disease: a multicohort study" (2018), el que parece que es el estudio de mayor dimensión realizado hasta la fecha sobre el posible efecto del estrés en el trabajo. Sus autores extrajeron los datos de un conjunto de siete estudios que analizaron durante casi 14 años a más de 100.000 personas con y sin enfermedades  cardiometabólicas (enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular y diabetes) de Finlandia, Suecia y Reino Unido. Además de por su gran tamaño, este estudio es atractivo porque el indicador fundamental es la mortalidad y porque, además del estrés, se analizaron otras variables de riesgo, que siempre vienen bien para poder realizar ajustes y comparaciones.

A continuación voy a resumir sus resultados principales de forma visual gracias a los gráficos incluidos.

3.6.18

La toxicidad de plaguicidas o pesticidas, en perspectiva

El miedo a los plaguicidas (o pesticidas) suele ser uno de los recursos más utilizados a la hora de vender productos "naturales", prometiendo menos cantidad de este tipo de sustancias y alertando de los posibles efectos negativos de su acumulación en el organismo. A nadie nos apetece ingerirlas, pero hoy en día siguen siendo necesarias en la agricultura y lo cierto es que no hay pruebas de peso que muestren que la cantidad habitual de residuos que podemos encontrar en los alimentos afecten negativamente a la salud. Son cantidades que se controlan de forma continua por las entidades correspondientes y que suelen estar dentro de los rangos de seguridad establecidos, por lo que no deberían preocuparnos de forma especial, como detallé y expliqué en este post y como se ha confirmado en informes posteriores como este de la EFSA.

Con los plaguicidas nos puede pasar como con otras muchas situaciones al evaluar sus riesgos, que no tenemos correctamente interiorizada su verdadera dimensión. Por ejemplo, a muchas personas les atemoriza más dar frutos secos a los niños que montarles en un coche o llevarles a la piscina, cuando los datos indican que fallecen muchos más niños en el agua y por accidentes de tráfico que atragantados, como expliqué en este post. Con frecuencia infravaloramos los riesgos de las actividades que nos son más familiares, a las que estamos más acostumbrados o que creemos que están bajo nuestro control y sobrevaloramos los riesgos asociados a otras que conocemos menos o que incluyen variables que percibimos como extrañas o inquietantes, como los elementos químicos con nombres impronunciables y con propiedades tóxicas.