Una forma muy eficaz de enseñar algo es utilizando representaciones visuales, ya que son mucho más fáciles de entender y recordar. Un ejemplo es la
pirámide de la alimentación, que ha servido para que cualquiera pueda asimilar las diferentes cantidades de cada tipo de alimento que debe ingerir. En la imagen de al lado podemos ver la famosa pirámide, que seguimos encontrando en cualquier lugar: Libros, carteles, consultas médicas, guías alimentarias...
Se lee de abajo arriba. Primero nos indica que nuestra dieta debe componerse, principalmente de hidratos de carbono refinados (pan, pastas, arroz, cereales). En segundo lugar, de vegetales y frutas. Después huevos, leche, carne y pescado. Y para finalizar, en la punta se representa lo que debemos comer esporádicamente, las grasas y dulces.
¿De dónde viene esta pirámide? Fue creada en 1992 por el USDA, el Departamento de Agricultura de EEUU, como continuación a las guías sobre grupos alimenticios que
llevaba divulgando durante casi un siglo. Resulta al menos curioso que dé prioridad a los alimentos que precisamente los EEUU producen, los cereales. Aunque se supone que se revisa cada cinco años, prácticamente se ha mantenido inmutable.
Lo que no he podido encontrar es en base a qué criterios se diseño. Supongo que los comités que la crearon estarían formados por científicos, nutricionistas y/o médicos, pero no he podido localizar información al respecto. De cualquier forma, debería estar basada en la ciencia y en los estudios científicos relacionados con la alimentación. A cualquiera que lea los periódicos, que a menudo se hacen eco de este tipo de estudios, se le ocurrirían unas cuantes preguntas con esta pirámide:
- ¿Dónde están los alimentos que aportan ácidos omega3, al parecer muy valiosos para prevenir enfermedades cardiovasculares?
- ¿Por qué no aparecen los aceites vegetales altos en acidos grasos insaturados, también de gran valor nutricional?
- Está demostrado que el exceso de hidratos refinados produce resistencia a la insulina e hiperinsulinismo a largo plazo. ¿Deben mantenerse en la base de la pirámide? ¿Y dónde están las patatas, que comemos en cantidades industriales, para bien o para mal?
- ¿Es correcto meter en el mismo saco todos los tipos de carne, la de ave, la roja, la procesada...?
Recientemente la USDA ha creado
Mypyramid, que pretende sustituir a aquel best seller educativo, pero creo que lo tiene complicado. La antigua pirámide comunicativamente fue un éxito y está demasiado interiorizada. En cambio este nuevo modelo es demasiado complejo, ya que se orienta a la personalización.
Las directrices alimentarias ahora tienen un objetivo diferente. Antes pretendían orientar para evitar la malnutrición, pero en la actualidad lo que es necesario combatir es la obesidad. Antes había pocos alimentos, ahora sobran. Y son muy diferentes, ya que la mayoría están procesados. Entonces, ¿pueden darse unos pocos consejos útiles y que sirvan para todos? Personalmente creo que sí. Hay una par de ellos muy conocidos: Comer de todo y ser frugal. Difíciles de seguir, pero muy claros. Y hace unos pocos años, la Harvard School of Public Health creó la interesante
Healthy Eating Pyramid, dicen que basándose en los resultados de los estudios científicos más recientes.
Este modelo sitúa en su base el ejercicio físico (al igual que la de la USDA), así como la pasta, arroz y cereales INTEGRALES, las grasas saludables (de oliva, girasol, soja, margarinas libres de grasas trans, etc.) y las verduras y frutas. En el siguiente nivel están los frutos secos, el pescado, el ave y los huevos. Y les siguen la leche y los lácteos. Finaliza incluyendo en su punta lo que debe comerse sólo de vez en cuando: La carne roja, mantequilla, dulces y bebidas azucaradas y, atención... ¡los carbohidratos refinados!, el arroz, la pasta, el pan y las patatas. Justo al contrario que la anterior pirámide de la USDA.
Me gusta este modelo de la Harvard School (pincha sobre la imagen para verla más grande), que además incluye la recomendación (no para todos) de un poco de alcohol de vez en cuando. Aunque también sugiere los complementos multivitamínicos. ¿Estaremos destinados a tomar pastillas,
a pesar de todo? Y píldoras aparte, ¿no representa perfectamente nuestra valoradísima dieta mediterránea?