Tal y como contaba en aquel artículo, lo que me resultó más llamativo fue la justificación pseudocientífico-mística y el supuesto estudio que se utilizaban para asegurar su eficacia. Era tan estrambótico, mezclando chakras, energías, auras, acupuntura y radiaciones, que hasta me resultó original. No era más que un montón de palabrería sin sentido y sin rigor científico alguno, pero tenía su gracia. A quien le guste leer sobre este tipo de aparatitos, les recomiendo aquel artículo.
Pero no acabó ahí la cosa y por eso me he puesto a escribir este nuevo post. Siguiendo las más actuales tendencias de innovación, José manuel de la Chica, el Diplomado en acupuntura y experto investigador en medicina tradicional china, Feng Shui e I Ching - según reza su curriculum - ha dado un salto (¿cuántico?) y ha hecho evolucionar sus GeoQi hacia los Armonizadores Hyperlinked.
En este enlace tienes toda la información del invento, y en este otro en su propia página de Facebook. Tampoco tiene desperdicio su vídeo-promo en Youtube, en el que puedes conocer al protagonista emprendedor, que explica con gran desparpajo su invento:
Por lo visto, ahora ya no se trata de bloquear las radiaciones, sino de armonizarlas mediante estrategias de hiperconexiones fractales para convertirlas en algo positivo. Toma ya.
Atentos a las delirantes descripciones y explicaciones que se ofrecen en su web a fecha de hoy:
Estos son sus principios de funcionamieto: " (...) se fundamentan en La Medicina Energética China y enlazan la vitalidad personal con biocampos energéticos mayores como el de La Tierra, La Luna o El Sol, restableciendo el vínculo con los impulsos de la naturaleza para obtener + energía + habilidades + conciencia."
La supuesta tecnología que utilizan tampoco tiene desperdicio: "Las partículas de cristales codificados – principalmente de obsidiana- y la matriz captadora de frecuencias lumínicas -a través del código perforado en las tarjetas configuran los armonizadores Hyperlinked y establecen los hiperenlaces entre biocampos humanos y naturales."
Y estas son las supuestas ventajas que ofrecen: "(...) te permitirá acrecentar la vitalidad y la presencia en la vida, relacionarte con equilibrio, armonizar el estrés emocional en las actividades cotidianas y los efectos de la tecnología electromagnética o la presión de los espacios que habitamos."
De nuevo, José Manuel nos sorprende con su imaginación en los diferentes acabados o soluciones. Hay tres versiones del producto (véase imagen de la derecha), que compiten en lo metafísico de sus características :
- La versión Intent, para llevarla en el bolsillo: Incrementa la vitalidad personal, la fluidez y la espontaneidad, estimula el poder de la intención: la capacidad de enfocar tu energía y voluntad para desplegar habilidades e induce al sueño reparador y la ensoñación lúcida.
- La versión CEM, para pegarla a los aparatos malísimos que emitan radiaciones: Estimula la capacidad adaptativa del campo energético humano, responsable de la interacción con el electromagnetismo natural, y genera una nueva interacción creativa con el electromagnetismo tecnológico.
- La versión Spaceclan, para ponerlo en la pared, en plan ambientador: Para crear en los espacios ambientes energéticos ideales donde relacionarse con equilibrio, en armonía, sin estrés, estimular la creatividad y optimizar la calidad del descanso; se recomienda en construcciones que han obviado las influencias en la salud de las radiaciones del subsuelo, las corrientes de agua o las fisuras, y en lugres de trabajo y descanso.
Sin embargo no parece haberse adaptado a los nuevos tiempos de crisis, ya que también ha elevado sensiblemente los precios. Si los GeoQi rondaban los 15 euros, los armonizadores cuestan 64, 18 y 79 euros, respectivamente cada versión.
Señores de asociaciones de consumidores y similares: ¿Cuánto tiempo estará en el mercado este timo?
Es una pena que no se haya metido en su cartera la primera de las tarjetas, la que estimula "la fluidez y la espontaneidad"
ResponderEliminarIgual sí que a tenía pero pero estaba nublado y no había mucho sol.
Con cosas de estas tengo un enorme dilema moral... si alguien consigue venderle una tarjeta de papel a otro por 70 euros ¿no merece más el dinero el primero que el segundo?
ResponderEliminarClaro que también me entra la duda de por qué estas cosas no se persiguen sistemáticamente por estafa, pero bueno.
Y ya la duda de qué demonios tiene en la cabeza cierta gente, me la reservo
En otros países si alguien vende algo así se le denuncia y está obligado a indemnizar a los engañados. Aquí, como mucho y si hay suerte, se le impide seguir vendiendo.
ResponderEliminarHabría que ir pensando en montar un museo de productos frikis. Este estaría en la sala principal.
ResponderEliminarOye, pues la versión para colgar de la pared mola, es como un homenaje cyberpunk a los comienzos de la informática, con las tarjetas perforadas.
ResponderEliminarAunque mejor me guardo la pasta y espero a la versión 2.0 Pro, con entronizador de Farales y psicotizador de ondas sinoidales.
El aparato no dejaría de ser una chorrada como la copa de un pino si en el vídeo no saliera una persona mirando el sol directamente a través del mismo.
ResponderEliminar¿Cómo encaja esto con toda la (necesaria) información y advertencias preventivas que se dan, por ejemplo, a la hora de observar eclipses?
Yo creo que es directamente un delito contra la salud pública.
Saludos
Pues mira, no se me había ocurrido, también.
ResponderEliminarYo es lo primero (y único) en lo que me he fijado. Un tío y un aparato que animan a la gente a mirar directamente a fuentes de luz, incluido el sol.
ResponderEliminarOtras chorradas pueden ser inocuas o incluso pueden ampararse en que no puede demostrarse su peligrosidad (e.g., la pulserita de marras). Pero en este caso es totalmente demostrable que el uso propuesto de esta chorrada es una agresión directa (e irreversible) contra la salud, y va en contra de todas las campañas de prevención que se han hecho.
Sería conveniente alertar al ministerio de sanidad, al colegio de médicos, o a quien corresponda. Esta es la mayor barbaridad que he visto en mucho tiempo.
Hoy me he enterado de que a mi padre le han vendido una tarjeta de estas antirradiación en una charla de las que organizan en los hoteles, en Sevilla, y le han robado 1.500 euros, a él y a otros dos que también compraron, y no tiene ni un recibo ni nada con qué reclamar, ni quiere hablar del tema, es muy mayor y se aprovechan de estas personas sin ningún problema, vergonzoso.
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