Centinel: En relación con con los medicamentos tradicionales o, utilizando su lenguaje, alopáticos, el trato a favor de los homeopáticos es sonrojante. Según la RAE, un medicamento es una "sustancia que, administrada interior o exteriormente a un organismo animal, sirve para prevenir, curar o aliviar la enfermedad y corregir o reparar las secuelas de esta", pero extrañamente la ley española (RD 2208/94) permite vender productos homeopáticos sin demostrar que son eficaces. Basta con probar que no hace daño para ponerlo en el mercado. Cualquiera puede venderlos como medicinas sin demostrar que valgan para algo.
Gualberto: (...), creo que cuando las autoridades europeas deciden que los medicamentos homeopáticos deben calificarse como medicamentos (con las correspondientes inspecciones de fabricación, limites establecidos por la ley para la publicidad, distribución, etc.) y cuando la Agencia Española del Medicamento autoriza la comercialización de estos medicamentos (como otras agencias dentro y fuera de Europa), debemos pensar que lo han hecho con los criterios apropiados. Es injusto penalizar a los medicamentos homeopáticos, cuando también se comercializan otros medicamentos convencionales cuya acción biomolecular se desconoce (o se ha rechazado la teoría que la justificó inicialmente) pero cuya experiencia de uso avala su seguridad y eficacia.
Centinel: Muchos laboratorios producen y ponen en el mercado productos homeopáticos porque (entre otras razones) no necesitan pasar por el duro (y costoso) proceso de aprobación que tienen los medicamentos. Que la agencia del medicamento lo permita no significa que esté bien. Suponer que sus criterios son adecuados es mucho suponer, que los expliquen, porque sigo sin entender el porqué de esta manga ancha para vender supuestos medicamentos sin eficacia demostrada. Es simplemente ridículo. Y si hay otros medicamentos que en su momento se aprobaron pero ahora deben retirarse, pues que se retiren, pero utilizar eso como justificación para esta permisividad con los homeopáticos es poco riguroso y científico.
Gualberto: La Agencia del Medicamento permite la comercialización de los medicamentos homeopáticos, a los que ha clasificado como medicamentos. Al hacerlo, pone en marcha un sistema de supervisión de estos medicamentos para garantizar su calidad y seguridad, todo lo contrario que ser permisivo. Los propios médicos son un mecanismo de control, pues tienden a rechazar los medicamentos que producen problemas o se muestran ineficaces. Muy al contrario, cada vez son más prescritos por estos médicos.
Centinel: Sobre la ley del medicamento que les ampara, lo siento, en eso soy inflexible. Sé que todo lo que hacen es legal, pero insisto: Para comercializar sus productos homeopáticos sólo tienen que demostrar que no hacen daño y que sanitariamente son correctos. "Ni mú" sobre su eficacia como supuesto medicamento. A mí eso me parece sencillamente injusto, si lo comparamos con el resto de medicamentos, y un escándalo, si hablamos de curar. Es injustificable que algo se venda como terapia, mas por su marketing que por su eficacia curativa.
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