Si no vives en una isla desierta, durante los últimos días te habrás enterado del monólogo humorístico del que todo el mundo ha hablado. El vídeo - protagonizado por uno de los humoristas del dúo Pantomima Full, Rober Bodegas - ha encendido las redes y generado gran polémica debido a su temática: incluye chistes sobre gitanos, haciendo referencia a tópicos y clichés habituales y negativos asociados a este colectivo. Ya no es fácil de encontrar por internet (en el momento de escribir estas líneas lo puedes ver en este enlace, pero no sé cuánto aguantará).
El revuelo ha sido inusitado y ha durado varios días. No solo hemos visto duros comunicados por parte de diversos colectivos gitanos, el debate y las intensas discusiones han llegado a todos los rincones, dando lugar a una catarata de opiniones de todo tipo.Y que finalmente han dividido a la población en dos "bandos", los que defienden cualquier tipo de humor y los que están en contra del humor contra colectivos desfavorecidos.
Sin embargo, aunque todo el mundo parece tener sus teorías y opiniones al respecto, hay una perspectiva desde la que no he encontrado demasiado debate. Me refiero a la perspectiva de los estudios científicos. ¿Qué dicen los estudios sobre el efecto en las personas y en la sociedad de este tipo de humor ? ¿Es negativo y exacerba aún más la discriminación que pueda sufrir el grupo desfavorecido y despreciado? ¿O todos somos conscientes que se trata de ficción, independientemente de que nos guste más o menos, y no influye en nuestros pensamientos y comportamientos?
Aunque parece que no hay demasiada literatura científica sobre el tema, he encontrado algunas revisiones en las que se repasan los principales estudios y sus resultados.
La primera es "Social Consequences of Disparagement Humor: A Prejudiced Norm Theory" (2004) y está escrita por uno de los investigadores más prolíficos en este tema, el psicólogo Thomas Ford. Además de explicar la teoría, analiza los posibles efectos en los prejuicios e ideas que se puedan tener, así como sus posibles efectos en la tolerancia a la discriminación. La segunda es "Disparagement humor and prejudice: Contemporary theory and research" (2015) y sus autores analizan de una forma bastante general los posibles efectos del llamado "humor despreciativo", de tipo sexista o racista. La segunda es "The bad, the good, the misunderstood: The social effects of racial humor" (2016) y en este caso los investigadores se centran más en el humor relacionado con enfoques racistas.
¿Y qué se puede deducir de estas revisiones? Aunque con matices, todas llegan a conclusiones bastante coincidentes respecto a los posibles efectos, que yo resumiría en tres puntos:
1. A la mayor parte de las personas que forman parte del colectivo despreciado este tipo de humor les resulta ofensivo, con pocas excepciones (una de esas excepciones puede ser que lo utilice un miembro del propio colectivo, con toques irónicos y reivindicativos).
2. En personas que tienen prejuicios hacia el colectivo despreciado, no está claro que este tipo de humor pueda aumentar o intensificar dichas ideas, pero sí parece "liberarles" la contención que les provocan las normas sociales, pudiendo impulsarles a mostrar con más frecuencia actitudes discriminatorias.
3. En personas que no tienen prejuicios hacia el colectivo despreciado, los resultados son menos claros y parece que presenciar este tipo de humor no suele cambiar o modificar las ideas fundamentales que puedan tener en ese sentido. Sin embargo, algunos autores puntualizan que podría aumentar la tolerancia hacia la discriminación de otros o presenciada en el entorno.
Es decir, que aunque no puede hablarse de un efecto único y absoluto, parece que este humor no cambia demasiado las ideas de este tipo que tengamos ya asentadas, pero sí puede promover actitudes y comportamientos y provocar efectos sociales negativos, especialmente por parte de las personas que ya tienen prejuicios.
En estos artículos también se analiza la única posibilidad de tener algún efecto positivo, cuando se utiliza como herramienta de denuncia o reivindicativa, es decir, haciendo que "dé la vuelta" hasta llegar a ridiculizar las actitudes racistas. Un ejemplo podría ser el que se detalla en el estudio "“What do you call a Black guy who flies a plane?”: The effects and understanding of disparagement and confrontational racial humor" (2018) , en el que se menciona el siguiente chiste-pregunta:
"¿Cómo llamarías a un hombre de color que conduce un avión? ¡Pues "piloto", puto racista!"
Sin embargo, los resultados de los estudios tampoco son demasiado positivos para este caso. Parece que muchas personas no son capaces de entender la carga irónica de estos enfoques y siguen interpretando la broma como un desprecio. La única situación en la que la reividicación puede funcionar es cuando la realizan miembros del propio colectivo desfavorecido, es decir, cuando gitanos hacen chistes sobre gitanos. Aunque la cosa no parece estar demasiado clara.
¿Y qué hacemos con estos resultados? Creo que cada uno deberá valorarlo.
Puedo decir que, personalmente, antes de leer estas revisiones y los estudios relacionados con el tema, yo era más cercano al "todo vale en el humor" y consideraba que todos distinguimos el humor de la realidad, como lo hacemos con las películas o los juegos. De hecho, me hacen bastante gracia los chistes bestias. Sin embargo ahora creo que el tema es más complejo de lo que parece.
Sigo pensando que no hay que poner limites al humor en términos generales, pero sí creo que los profesionales que se dedican a ello deben ser conscientes del posible efecto que este tipo de humor puede tener. Y actuar en consecuencia y de acuerdo a las circunstancias en las que se encuentren.
Muchas gracias, me ha gustado mucho el artículo. Creo que ha aportado un poco más de luz a este tema tan complejo y actual. Aunque no sé si me habrá gustado porque comparto las conclusiones finales. Gracias otra vez.
ResponderEliminar¡Qué interesante! Una perspectiva científica sobre un tema delicado. Como siempre, muy enriquecedor. Gracias.
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