No compres en Pixmanía

No es el estilo de este blog, pero a veces hay que desahogarse...

Ya había leído por blogs y foros sobre problemas de usuarios con Pixmanía (uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis...) Pero esta vez me ha tocado en carne propia. Bueno, casi. El otro día os hablé de un lector de libros electrónicos que había comprado un amigo, pero que había devuelto por encontrar algún problema. Pues bien, os lo cuento con detalle, porque lo viví directamente con él. Llegó con su lector en la mano y prácticamente lo abrimos juntos. Empezamos a probarlo, leer el manual y cargar algún libro. Y tras un rato, nos dimos cuenta que le pasaba algo. En concreto, los fallos que detectamos eran estos:

1. Había que seleccionar el idioma cada vez que lo encendías.
2. No se podían borrar los libros directamente desde el lector, había que hacerlo desde el ordenador.
3. No se podía marcar página, lo que convertía el lector en un aparato totalmente inútil.
4. Encontramos grabados en la memoria, en la carpeta de libros, un montón de archivos extraños, ilegibles, pero que ocupaban unos 150 Mb, imposibles de borrar de ninguna forma.

Visto que estaba casi sin abrir, le recomendé devolverlo inmediatamente. Así lo hizo y solicitó su sustitución, siguiendo el protocolo que indican en la web de Pixmanía, gastándose 14 euros en el envío y retornando el aparato en perfectas condiciones. Pues bien, tras varias semanas esta ha sido la respuesta de Pixmanía:

1. Se lo han vuelvo a devolver y le dicen que no se lo cambian porque no ha incluido los auriculares ni el alimentador, accesorios opcionales que no compró en ningún momento ya que se trataba de una oferta que no los incluía y que, evidentemente, no le enviaron.
2. Sigue teniendo los mismos fallos. Aunque está en garantía y no se lo han querido cambiar, tampoco se lo han arreglado.
3. No se han puesto en contacto directo con el en ningún momento, ni por teléfono ni por email ni por nada, sencillamente han abierto la caja, la han vuelto a cerrar y a correos, tal cual.
   

Puede haber dos razones para este comportamiento: Caradura o incompetencia. Quiero creer que será la segunda, pero no sé cual es la peor, la verdad. Desde luego a mí no me tendrán como cliente nunca.